jueves, 4 de febrero de 2010

Paliar la crisis

Parada del 6, cinco, diez, quince minutos, un pucho y otros diez minutos más. El 6 se hace rogar. Es ley, cuanto más los esperas, más se hacen desear (y hablo de colectivos), ahora, al minuto que te distraes con otra cosa, en ese mismísimo instante aparecen, resurgen de las cenizas ¿Por qué? Fácil: lo huelen (y ya no se si hablo únicamente de transportes públicos). Amagué a tomarme un taxi pero dudé y el taxista siguió de largo. Entonces lo insólito, el señor de barba que estaba adelante mío en la fila me relojea, lo imito, podría ser el padre de alguna amiga pienso.
- ¿Para dónde vas?
- Eh… para Entre Ríos y Pavón
- Dale vení, compartimos un taxi.
OK. No me lo preguntó, tampoco me lo propuso, el señor de barba me confirmó que él y yo íbamos a compartir un taxi. Y yo, que pensaba que ya no quedaban tipos así, pero es que así eran los de antes, tipos plantados diría mi abuela. Frente a semejante convicción no pude más que asentir, yo, que estoy acostumbrada a que los hombres den más vueltas que una calesita y a girar con ellos en mi afán por conseguir la sortija, yo, me subí sin chistar. Por supuesto que cuando cerré la puerta y miré hacia atrás, vi de lejos al bendito colectivo.
Anda 6 puto, que te espere otra… I've got a better ride.

7 comentarios:

  1. Jaja suele suceder, un 99% de las veces. Malditos bondis, y suerte de encontrar un caballero.
    Te sigo, pasate beso!

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  2. Despues dicen que no quedan caballeros!

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  3. eei! esta historia ya la escuché ;)
    ahoratecreo.com

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  4. jajaj silchu visteeeee q era mio el blog mira q te voy a menitr

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  5. El transporte público y la nueva generación masculina. Pffffff. Cosa de no creer.
    por suerte quedan señores de barba.

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  6. ley de murphy y señores con barba y caracter.
    habrase visto!!!!

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  7. Sería injusto no decir lo bien escritos que están estos entretenidísimos relatos "express" (que tranquilamente uno se puede tragar, como la galletita (?) ) ... solamente podría marcar que mantengo mis dudas y reservas acerca de las generalizaciones expresadas hacia el género del que soy parte, pero también me consta que como hay caballeros de los que vale la pena escribir, también existen tarados de los que mejor ni decir... La espera y lo incierto, la suerte y el destino, el azar... son ítems de la vida de los que uno no se puede fiar, mucho menos comprender... sino realmente nos podríamos llegar a enloquecer, entre tanto colectivo inpuntual, tanta sortija incierta y calesitas que siempre dan la misma vuelta.

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