sábado, 27 de marzo de 2010

Detalle no se si menor

Si existe algo por lo que me hubiese divertido un poco ser hombre, es para dar una buena piña… si dejate de joder, una buena trompada calculo que es impagable ¿o no? Mirar fijo a los ojos y amenazar con un “Raja de acá o te re cago a trompadas” supongo que ese poder debe sentirse de pelos, no lo afirmo porque nunca lo viví y nunca lo voy a vivir porque ni da que una hembra como yo se agarre a las piñas, en vez de eso lloro, lloro, pataleo, me indigno. Aunque no es lo mismo, al menos creo que no debe ser lo mismo y no es apología del delito eh, para nada, pero vamos, un ajuste de cuentas siempre y cuando sea justificado y sin irse de mambo, tangible que debe sentirse bien. En cambio una que es nena para aliviarse llora y bueno es lo que toca, no me quejo tampoco. Ojo hay de todo, me consta que más de una se sacó las ganas alguna vez o varias, pero y en esto seré machista, para mi las mujeres no pegan, a lo sumo una cachetada te la banco aunque suena muy novelero eso. Para todo lo demás me considero demasiado minita pero con el tema de descargarse de lo lindo creo que ahí hay algo que queda dando vueltas para las mujeres, porque una se puede poner adrede a ver la película más deprimente del mundo y aprovechar que al chico de Mi primer beso le faltan sus anteojos y llorar hasta que no te quedan lagrimas, porque como les explica Vada a los que estan en el velorio, Thomas no puede ver sin sus anteojos y porque tu vida es una mierda, pero a veces no resulta suficiente y por más que piense no encuentro la manera para que las chicas puedan saciar esa necesidad de trompear a alguien (sí, sí, alguien que realmente lo merezca y una trompada medida) y sentirse como nuevas, sin dejar de ser chicas. Y si pienso en los hombres me pasa al revés, porque los hombres pueden llorar sin perder su condición, es más a mi gusto que un hombre sepa llorar lo eleva, lo hace más hombre aún (aunque más de uno piense lo contrario), entonces pueden llorar y pueden pegar piñas a lo loco en cambio nosotras no podemos hacer las dos cosas (o sí pero no esta bueno). En fin, es por lo único que me gustaría (bueno eso y por no tener que depilarme claro), solo por intriga, al menos para saber que se siente. Para el resto a lo Nacha Guevara te escribo vanidosa con rouge en el espejo “Me gusta ser mujer”.

domingo, 21 de marzo de 2010

Esa clase de mujer

Minitas proto, si me hago la Mariana Grondona te podría explicar que etimológicamente proto viene de la palabra prototipo, del latín protopiriturus, que más da. La cosa es que existe un espécimen de mujer que a mi y a unas cuantas amigas nos gusta definir como mujeres proto porque son, te diría que son de manual. Me cuesta un poco describirlas, es raro lo que me pasa, es como que las veo, tienen ese no se qué que las hace ser así, porque el resto de las mujeres podemos coincidir en algunas características con este tipo de mujer pero eso no nos hace ser una de ellas, porque la proto puede tener una suma de reseñas distintivas pero por sobretodo tiene un aura especial que la hace ser como es. Me pasa seguido de encontrarme en alguna reunión y detenerme por un segundo a detectarlas, hago un paneo general y las voy señalando mentalmente, es como si las alumbrara una luz diferente. No puedo afirmar que toda niña proto se caracterice por ser linda pero te lo hace creer, eso seguro, porque siempre esta perfecta, siempre esta aburridamente perfecta. Usa aros de perla y suele combinar los zapatos con la cartera. Le caben los jeans claritos y se peina con media cola con una cantidad inaudita de clips, sí la mujer proto curiosamente usa muchos clips. La típica lindita, sin un gramo de onda, flaquita y femenina hasta el hartazgo. Siempre sonrientes, ubicadas y educadas. Siempre en todo les va bien., porque nacieron para ser Susanitas magníficas que cocinan y van a misa. Hay colegios que son semilleros de este prototipo, y una que fue a uno de esos colegios no entiende como salió así, pero lo agradece, por dios que lo agradece. Cantado que estudia en universidad privada, salvo alguna rara excepción, carreras como derecho, recursos humanos, administración de empresas y en el peor de los casos terminan siendo maestras jardineras, la mujer proto por excelencia señores, la maestra jardinera. Eso sí, al resto de las mujeres nos podrán irritar, pero a los hombres les encantan. A cualquier hombre sea, proto (porque también hay hombres proto que se creen), sea tumbero, sea rugbier, sea falopero, sea modelo, sea rockero, sea el tipo de que sea, le gusta este prototipo de mujer. Lo más seguro es que termine con una proto, porque sí, porque es una buena candidata para que sea la madre de sus hijos, porque es clásica y el machismo sigue vigente, porque es chata y bastante tonta y el hombre que peca de inseguro se siente más a gusto así y esta bien. Pero ojala estos hombres sigan pudiendo ser el tipo de hombre que quieren ser y no el que su mujer proto los haga ser, porque una siniestra verdad es que si alguna cualidad tienen estas mujeres es la de sutilmente no dejar ser al que tienen al lado, ¿será por eso que hay tanta mujer proto cornuda, tal vez? Lo peor es que son divinas, son buenas y a una le da culpa odiarlas porque no te pueden caer mal y sin embargo a mi me molestan, que querés que haga me molestan, me dan ganas de agarrarlas y suplicarles que se despeinen un poco, que se relajen, que se agarren un buen pedo y bailen como personas normales, que vivan más y posen menos, que se manden una cagada, que no sean tan convencionales, que digan una guasada alguna vez, que se les rompa una uña, no se, algo, que les pase algo mierda!

sábado, 20 de marzo de 2010

viernes, 12 de marzo de 2010

Inoportuna

Me había dejado en casa, era nuestro cuarto o quinto encuentro, volvía entre cansada y flasheada con la película que acabábamos de ver, tratando de entender el significado de cada símbolo. Me preparé para tirarme a dormir de una vez por todas. Cerré la ventana justo cuando estaba por meterse, no la había visto hasta ese momento, una mariposa a la 1 de la mañana, te digo que me asusté, no me la esperaba. Asíque ahí estaba mirándome desde afuera, solo el vidrio nos separaba, subí un poco más la persiana para que se pudiera ir pero nada, no atinó a salir volando y te digo que eso me pareció raro también. Me metí en la cama y apagué la luz, acto seguido la volví a prender, seguía ahí, apagué de nuevo y al rato intrigada volví a prenderla, mi mariposa simbólica no se pensaba ir. Apagué por una última vez y me fui a dormir desafiándola. Si quiere entrar va a encontrar la manera, en lo que a mi respecta, hoy no tengo ganas de hacer ningún esfuerzo.

sábado, 6 de marzo de 2010