miércoles, 28 de abril de 2010

Reina en colores

Lunes amarillo, martes azul, miércoles naranja, jueves marrón, viernes naranja, sábado gris, domingo naranja. Y si te hablo de los meses te puedo decir que enero es naranja , febrero amarillo, marzo es celeste, abril rojo, mayo gris, junio y julio bordeaux, agosto es amarillo, septiembre azul, octubre amarillo, noviembre bordeaux y diciembre es gris. De toda la vida eh, yo veo los días y meses en colores, entre otras cosas. A mi me hablas de un martes y yo se que es azul, simplemente lo se. Y no me pidas que te de explicaciones de por qué, o que profundice sobre la coherencia de la elección del color porque no la hay, no tiene razón de ser, sólo es. Es más ni me animo a decir que los elijo porque ni siquiera los pienso, sólo los veo. Lo mismo me pasa con los nombres y las calles, ósea a ver por darte ejemplos para mi María es claramente blanco, Clara es amarillo o Juana es naranja, Santiago es verde como Manuel y Joaquín. Puedo seguir eternamente, Agustín es marrón, Florencia es rosa y Verónica también. Lucía, Lucila y derivados son todos celestes, aunque con los nombres el color que más se me aparece es el amarillo Guillermo, Enrique, Josefina, Sofía, Matías, Victoria, Nicolás, Clara que ya lo dije, Catalina, entre otros, son todos amarillos. El verde también pega fuerte, aparte de los de arriba te puedo numerar como verdes a Juan, José, Javier, Jorge y sigue la lista. Qué se yo, Tomás es naranja, Patricio es blanco, Sebastian celeste, Armando blanquísimo, etc., etc., etc. Las calles, Santa Fé es roja, Juncal es bordeaux, Esmeralda es amarilla (si ya se debería ser verde pero no, es amarilla), Laprida es blanca… Confieso que siempre me pareció de lo más normal, como que es así, hasta pensé que a todo el mundo le pasaba, pero el otro día me di cuenta que no todo el mundo tiene esta paleta cromática asociada con cosas. Salió de la nada como un comentario más, en una charla entre amigos, de sobremesa, sobre esas mañas que tiene uno como contó Quique que el volumen siempre tiene que estar en par, o Pauli la amiga de Maki, que internamente va contando las letras cuando la gente habla y tiene un temita con el cuarenta, Dol que le baja la presión la uniformidad, eso de ver cosas todas iguales y juntas parece como que la debilita, un empapelado con las mismas formas todas iguales o el mundo acuático que según ella es tan igual, no sé será por las algas, anda a saber y sin ir más lejos ze lele que con los dedos va separando en silabas las palabras que dice, y no, no estamos del todo bien, pero ¿quién está del todo bien?. En fin entre tanta frikeada yo mandé la mía, a mi me pasa que hay muchas cosas que para mi tienen un color, como por ejemplo los días de la semana. Y todos se quedaron perplejos y ahí fue que sin querer gané la pulseada. Entonces estuvimos mucho tiempo en un indefinido ping- pong de días, meses, nombres, apellidos vs. colores. A ver, ¿Adriana? Adriana es blanco, contestaba yo. ¿Y te pasa en otros idiomas?, ponele, ¿si te tiro un John? John amarillo. Ay pero lo decís con tanta seguridad es como que tenés un saber del más allá. Sos como la profeta de los colores, pero, ¿cómo es? ¿ves el nombre en ese color?, tipo ves ¿lunes en amarillo? No, veo solo el color, como, a ver, si yo digo mesa en mi mente se aparece una mesa, ahora si yo digo viernes veo el naranja. Llegamos a la conclusión de que solo me pasa con cosas abstractas, que no tienen forma. Me fui a dormir quemada, tantas preguntas me hicieron sentir como especial, ¿estare loca? Y mi cabeza iba a mil, claro no eran solo meses, días, nombres, daba vueltas en la almohada y me di cuenta que de todo de lo que no tengo una imagen predeterminada le puedo poner un color, Amor es blanco estoy segura y segura es verde, seguir es gris, timidez es blanca, felicidad es amarilla, entre tantas palabras finalmente me dormí. Flora me dijo que hay a gente que le pasa y que, que suerte que veía en colores porque ella tenía una paciente que todo lo veía gris, así que, que me alegrara por ser tan original. Mucha pelota no me dio y yo lo suponía porque al fin y al cabo, ¿qué importancia tiene que yo vea colores? Tengo en la lista otros mambitos más importantes para resolver.
(Sepan disculpar las faltas de ortografía, puntuación, etc, la verdad es que no les presté atención, escribí todo de corrido sin pensar, en pos a la credibilidad de mi discurso. Por cierto, verdad es naranja, atención es blanca, pensar es gris).

lunes, 26 de abril de 2010

jueves, 22 de abril de 2010

De "Eat, Pray, Love" y un nuevo saber

“El amor desesperado consiste en inventarse un personaje, exigir a la persona amada que lo represente y hundirse en la miseria cuando se niega a convertirse en ese ser de ficción” Abre grande los ojos y relee, ¿es una revelación?, ¿es un mensaje del más allá?, no, no es nada de eso, es una frase más de un best seller de moda pero para ella lo es todo, en este momento lo es todo. De pronto le parece que el colectivo entero la observa, no saca los ojos del libro pero percibe poderosamente como todas las miradas están puestas sobre ella, ¿es qué todo el mundo lo sabía?, ¿es qué todos menos ella lo entendían?, no, nadie la mira, es solo que se siente una aprendiz ante tan irrefutable teoría. Sin embargo descubrir un verdad tan grande no sabe si la alivia o le pesa más que antes, ¿es que eso no fue amor?, ¿es que eso fue todo una mentira?, no, no fue amor ni tampoco fue una mentira, fue simplemente el encuentro entre dos personas que no pudieron darle al otro lo que quería y no porque no querían, sino simplemente, porque no podían. Y esta última reflexión finalmente la tranquiliza.

martes, 13 de abril de 2010

De traumas adolecentes

Quince años, quince humillantes años y una fiesta de egresados. De punta en blanco y borracha hasta la médula fui a parar a Buenos Aires News después de haberme tomado hasta el agua de los floreros de la terraza de mi edificio, sí la terraza de un edificio resultó guarida conveniente para veinte monas que aún no tenían edad suficiente para beber a salvo en el living de sus acogedoras casas con padres durmiendo de fondo. Así es como, con una considerable dosis de vodkasha en la sangre del gusto de casi todas las frutas que existen, mi pubertad, la campera-soy canchera- de cuero violeta que silenciosamente tomé prestada de mi hermana y yo llegamos a la fiesta del colegio del chico de mis video clips pre-sueño. Un, tu cara no me dice nada, de metro 60 que lejos estaba de tratarme como una reina pero que vaya a saber uno por qué, a mi me gustaba (Flora, apuntá esto por dios, ya de chica tenía este mambito dando vueltas). Me llevaba por encima el mundo y las mesas, entré triunfal, victoriosa, la bebida blanca había surtido efecto y me hacía sentir radiante, gloriosa, toda una femme fatal de unos quince- pechos recién asomándose- años. Venía arrastrando ese amor por casi dos años, dos años de persecución, de idas y vueltas creadas más que nada por mi mente, de llamadas telefónicas “anónimas”, de un don nadie que se me hacia el don Juan y que yo compraba día tras día, el culpable de haber resignado un noviecito harto buen mozo, de haberlo sacrificado por un sin sentido que me dijo que no podía creer que estaba de novia a lo que yo instintivamente rematé con un “ah no pero no me gusta más, mañana le corto”, grave error, entre otros. Pero nada más grave como el error de esa noche, de esa fatal noche. Grave error, divisar una cámara de televisión y plantarme frente a ella, grave error aceptar dar una nota para el Canal Musical, grave error pedir un tema de Ricky Martin, (de Ricky Martin, ¿entendés?), pero sin dudas el error más grave de todos y acá respiro profundo y cierro los ojos para evitar tener que saludar a la vergüenza que aún hoy se asoma cada vez que evoco este recuerdo, el error más grave fue esbozar un “SÍ, AGUANTE ALEJO LOCO” a modo de respuesta cuando el conductor maliciosamente me preguntó si me caían bien los chicos del colegio Salvador. Seguro lo tenés, ese flaco, alto, morocho que todavía hoy hace notas patéticas para CM y al que todavía hoy sigo insultando internamente cada vez que lo veo por la pantalla, por tratarse del criminal que me asesinó socialmente, (al menos por un tiempo). Al otro día me desperté con resabios de aquellos cinco bochornosos minutos de fama, se me aparecía la imagen de un micrófono pero todo era muy confuso, ¿Qué había dicho?, “En otras palabras le confesaste al mundo que morís por Alejo”, me aclaró Juanita. “Listo, me tengo que ir del país, eso tengo que hacer”. Pero me quedé porque era prácticamente imposible exiliarme a los quince años, sin permiso para salir y sin un peso. Me quedé y le hice frente a la situación. Soporté que esa nota saliera en la comida de fin de año del Salvador, soporté que la futura novia y sus amigas se miraran cómplices cada vez que yo pasaba, soporté que él y sus secuaces me jodieran hasta al hartazgo. Lo soporté, porque seré muchas cosas, pero por sobretodo soy guapa.

sábado, 10 de abril de 2010

Vísperas

Y de repente se apaga la luz, te agarra totalmente desprevenida una oscuridad arrasadora que te nubla la visión por completo, que te roba el entusiasmo y sin previo aviso lo que era blanco se vuelve negro y estás sentada en frente de tu analista desesperada porque en breve cumplis veinticinco años y crees que se te pasa la vida y lo decís con vergüenza porque sabes que no son ochenta los que cumplís, sin embargo está omnipresente ese sentimiento de que algo se te escapa de las manos, de que no estas haciendo nada para cambiarlo, de que estás inmóvil sin ni siquiera estirar los brazos. Tenés una semana para el olvido, con una pelota en el pecho que no te deja respirar, preguntándote como de un día para el otro se puede estar tan mal sin que haya pasado algo en concreto. Y cuando en el patio de comidas te traen una milanesa de pollo en vez de una de ternera y hacés un escándalo sabiendo que si cerrás los ojos las lagrimas van a empezar a brotar sin permiso, te decís: "listo mujer, tocaste fondo no podés llorar por una milanesa". Claramente no te queda otra que hacerte cargo de esa mochila de mil toneladas que venís arrastrando hace unos cuantos días y te proponés meterle un poco de garra porque así no da para más. Después llega el viernes, vas a la recibida del novio de tu amiga sin muchas ganas y sin darte cuenta estas bailando y divirtiéndote y notás como la pelota en el pecho empieza a ceder. Entonces entendés que de vez en cuando, puede ser que se venga un nubarrón pero que esta en vos restregarte los ojos para poder ver con claridad otra vez. Ok. mañana cumplo años. Sí, un cuarto de siglo un día domingo, pero aún asi, ahora veo que no todo esta tan mal.